|Córdoba|
“No siempre estuvimos en este predio. Antes el mercado estaba entre las calles Carlos Pellegrini y Chile, hoy eso es parte del centro de la ciudad. Pero esa era época de carros y caballos, cuando no había nada. Hoy está todo lleno de barrios. En ese momento solo estaba el tren. Así es que el crecimiento urbano y las decisiones políticas nos fueron corriendo”, dice Hugo Garrido, presidente del Mercado de Abasto de Villa María, mientras le preguntamos por la historia del mayorista. Al mismo tiempo recuerda a su padre, uno de los fundadores del Abasto y de quien heredó la actividad.
Durante esos tiempos, hace más de 50 años, el mercado era muy diferente a lo que vemos hoy. Estaba ubicado geográficamente en una esquina tradicional de la ciudad y su administración dependía únicamente de la Municipalidad de Villa María. Los volúmenes comercializados, la cantidad de clientes, productores y operadores era mucho menor. Estos últimos además no se encontraban en su totalidad concentrados en el viejo predio; algunos comercializaban por fuera de las instalaciones, y la oferta de productos no se reducía solo a frutas y verduras.
Hoy el Abasto es un predio de cuatro hectáreas y media, con más de tres mil metros cubiertos, seis galpones de acopio con cámaras de frío, una plantinera agroecológica y obras de infraestructura recientemente inauguradas. Estos espacios son caminados todos los días por más de 33 productores del cinturón verde de la ciudad, 22 operadores con puestos fijos repletos de frutas y verduras, 90 changarines y entre 180 y 350 clientes.
El crecimiento del Abasto en los últimos años es notable, pero para evidenciar esto no es necesario irse tan atrás en el tiempo. Tal es el aumento de clientes y de mercadería que incluso algunos trabajadores se animan a decir que ya el lugar les queda chico. A pesar de que hace unos días la administración inauguró dos nuevos galpones de acopio que se suman a los construidos en el lapso de los últimos dos años y de que se incorporó un alero perimetral que le sumó a la nave central casi novecientos metros cuadrados más. Todas estas características posicionan actualmente al mayorista de Villa María como uno de los tres más importantes de la provincia de Córdoba y de los que más influencia tienen en la zona limítrofe con Santa Fe.
“Quedó un poco chico ya el mercado. Hay estructuras nuevas y aun así sigue siendo disfuncional a la operatoria. Por ejemplo, acá no tenemos ni nunca tuvimos autoelevadores porque no entran. Nos quedaron las veredas y las calles angostas. Solo en mi puesto atiendo por día entre 100 y 150 minoristas, calculá los que vienen en total al mercado. En los últimos cuatro años el mercado creció muchísimo, pero ya nos queda chico el espacio”, comentó Esteban Pesci, representante de la firma Don Andrés.
La administración del abasto de Villa María está conformada por una sociedad de economía mixta: 50% privada y 50% pública. Esta última está integrada por un presidente, un vicepresidente, un vocal y un síndico que son elegidos por el Poder Ejecutivo local. Mientras que la parte privada se compone de dos representantes por los puesteros, dos por los productores y un síndico. Todas estas personas conforman una mesa directiva, en la cual se debaten los proyectos relacionados al mercado.
A su vez, el Abasto es parte de la Federación Nacional de Mercados Frutihortícolas (Fenaomfra). En ese espacio, Víctor Fernández, puestero del concentrador, es su representante y actualmente además es el tesorero de la entidad nacional. De acuerdo a lo que comentó, formar parte de Fenaomfra es muy importante porque el intercambio de experiencias con otros mercados del país les permitió a lo largo de los años mejorar el trabajo dentro del predio cordobés.
“Somos parte de Fenaomfra de toda la vida prácticamente y los beneficios son muchos. Uno cuando recorre otros mercados que no están en la Federación se da cuenta que trabajan distinto y que les falta mejorar muchos aspectos. Con los años nosotros incorporamos herramientas concretas, como lo fueron las Buenas Prácticas Agrícolas, que tuvieron resultados sumamente positivos para el Abasto. Los mercados siempre necesitan tomar decisiones y accionar en conjunto para ir hacia un mismo camino, eso hacemos en Fenaomfra”, aseguró Fernández.
Asociativismo e insumos propios: los primeros pasos
A Hugo Garrido, quien encabeza la parte pública de la administración hace dos años, lo acompaña un equipo muy variado. Lo más llamativo es que muchos de ellos son jóvenes. Al contrario de lo que sucede en la gran mayoría de los concentradores argentinos, en Villa María pareciera haber una apuesta constante a la renovación generacional. Son justamente estos jóvenes quienes, además de motorizar la operatoria diaria junto a los operadores y administradores, llevan adelante proyectos innovadores. Entre ellos, impulsaron la formación de la Asociación de Productores Hortícolas e inauguraron hace pocas semanas una plantinera agroecológica. Ambas iniciativas están dirigidas directamente a potenciar la actividad de los horticultores locales para enriquecer la oferta del mercado.
“Empezamos más o menos hace tres años. En un primer momento formamos un grupo asociativo más informal. Después de eso algunos productores que quisieron seguir conformaron el grupo Cambio Rural, terminó ese grupo, sumamos a algunos productores más y construimos la Asociación Civil que hoy existe. Todavía faltan algunas cuestiones que mejorar, pero consideramos que este es el camino por donde tenemos que avanzar. Nosotros consideramos que son los mismos productores los que van a motorizar el crecimiento y quienes, al mismo tiempo, se van a beneficiar”, explicó Marcos Formia, ingeniero agrónomo del Abasto de Villa María.
Antes de que la Asociación tomara forma, los productores hortícolas del mercado se encontraban dispersos y eso dificultaba la toma de decisiones para mejorar la actividad. “No tenían vínculo entre sí, pero se veían todos los días y comercializaban todos los días acá”, contó Fromia.
Según los mismos productores, cuando comenzaron a transitar el camino del asociativismo las problemáticas dentro del cinturón hortícola eran varias, pero la principal giraba en torno a la diversidad productiva y la posibilidad de contar con una oferta más variada. Para lograrlo era necesario modificar hábitos de producción muy arraigados y abrirse a incorporar nuevos sistemas o formas de trabajo.
“Antes la mayor parte de lo que se producía eran hortalizas de hoja y estamos convencidos que la zona da para producir muchas más cosas”, Laureano Aguilar, productor del cinturón hortícola de Villa María.
“Estamos trabajamos en mejorar los sistemas productivos y las inversiones para ampliarnos. Gracias al acompañamiento del mercado y al asesoramiento que nos brindan los ingenieros, lo estamos logrando. El proceso de cambio va a llevar tiempo, pero sé que lo vamos a hacer”, consideró Laureano Aguilar, productor del cinturón hortícola de Villa María y parte de la Asociación.
El productor además detalló que puertas para adentro, la nueva entidad trabaja sobre la aplicación de las Buenas Prácticas Agrícolas y discute a diario la dinámica interna del mercado y los puntos que deberían mejorarse. Un ejemplo: la competencia que se genera entre operadores y quinteros. “Algunos operadores traen para vender hortalizas de hoja de otros lados y eso lo aportamos nosotros, los productores. Nosotros le garantizamos a los clientes los controles fitosanitarios de las cosechas, es producción fresca y propia de esta zona. Eso genera un desajuste en la operatoria diaria que se tiene que resolver”, dijo Aguilar.
En este marco y con intenciones de acompañar el desarrollo de los quinteros de Villa María, la administración del mercado decidió construir hace unos meses la plantinera. Este espacio, hoy consolidado, consiste en un invernadero de aproximadamente 1200 metros que tiene capacidad para producir un millón de plantines agroecológicos. Entre los cuales se puede encontrar lechuga, brócoli, tomate, pimiento, zapallito, zucchini, verdeo y tres tipos de repollos, entre otras hortalizas.
Para los productores este es un lugar de abastecimiento que trajo consigo mayor comodidad a la hora de adquirir insumos productivos. Además, les permite reducir costos porque ya no tienen que movilizarse a otras ciudades en búsqueda de los plantines, pagan aproximadamente un 30% menos de lo que cuestan en otros puntos de venta y pueden observar la calidad o el estado fenológico de los cultivos antes de adquirirlos. A eso se le suma el asesoramiento que Andrés Martínez, encargado de administrar y llevar adelante el invernadero, les brinda.
“No solo se trata de producir insumos, también acompañamos toda la actividad. La formación de la Asociación nos permite ayudar a los productores en todo el proceso productivo y que puedan tener una planificación en su unidad para que apuesten a la diversificación. De esa forma el mercado no se inunda siempre con la misma producción”, explicó Martínez.
A sus palabras se sumó Marcos Formia: “Ese asesoramiento que les damos es el primer paso para avanzar hacia una transición agroecológica o al menos más sustentable. Podemos incentivar la sustitución de insumos, probar técnicas nuevas y de esa forma garantizar una mejor calidad”, manifestó
Por el momento la plantinera llevada adelante por tres personas y está en plena producción. Pero los planes del mercado son incorporar nuevos trabajadores al espacio, construir otro invernadero de aproximadamente 800 metros cuadrados más en donde seguir produciendo más insumos y desarrollar un módulo experimental para trabajar en conjunto con técnicos de INTA. Allí se producirán nuevos cultivares, bioinsumos propios y se monitoreará a los cultivos para medir las potencialidades que tendrán una vez que sean trasladados al campo. Además, esto servirá para recabar información y generar una base de datos que les sirva a los productores a la hora de analizar la oferta o la demanda del mercado.
Caminar hacia nuevos sistemas es otro de los objetivos de la administración de Villa María. Entre los planes, se encuentra también la posibilidad de añadir a la nave central un espacio donde los productores agroecológicos puedan comercializar de forma diferenciada este tipo de alimentos y ofrecer una nueva opción a los clientes. Según Garrido, la demanda de productos agroecológicos está creciendo y no hay oferta suficiente para abastecerla.
“Todavía falta legislación sobre el tema, por ejemplo, en relación a la certificación de productos agroecológicos”, Hugo Garrido.
“Todavía falta legislación sobre el tema, por ejemplo, en relación a la certificación de productos agroecológicos. Hay que avanzar sobre esto, pero no por hacer agroecología vamos a desabastecer el mercado. Todo junto no podemos comercializar porque se contamina, hay que trabajar para dar pasos en ese sentido, pero hay que hacerlo bien”, dijo el presidente.
A esas afirmaciones Formia agregó: “Hoy podemos decir que estamos en una transición, no se si la llamaría agroecológica específicamente, pero si es una producción más sustentable. Es un primer paso, pero estamos definitivamente en una transición. Hace tres años era impensado lograrlo, pero hoy los productores ya están en este camino, están modificando los modos de producción y la idea es generar un efecto contagio entre ellos para seguir creciendo”.
El intercambio de experiencias que trajo la construcción de la plantinera y la formación de la Asociación fue decididamente un proceso de enriquecimiento tanto para los productores como para la administración. Con esta metodología y solo en tres años, los horticultores en sus campos lograron incorporar mallas antigranizo, riego por goteo y tecnologías innovadoras para mejorar sus producciones. En este último punto tiene un rol clave la nueva generación de productores y productoras hortícolas. La continuidad, o no, de la tradición hortícola dentro del cinturón de Villa María y la capacidad de los productores para adaptarse a nuevas maneras de producir y comercializar.
“Antes los productores eran muy de trabajar tranqueras para adentro, hoy entendimos que es necesario salir al mundo y vincularte con otros sí o sí. El cinturón verde se tiene que fortalecer con productores jóvenes que tengan idea de nuevas tecnologías y sean más hábiles en términos comerciales”, afirmó Laureano Aguilar.
¿Qué cambió con la pandemia?
Hace más de un año que los mercados mayoristas de todo el país transitan nuevas formas de comercialización y funcionamiento. Cuando las autoridades nacionales comunicaron que la pandemia ya era un hecho y había que ponerles un freno a las actividades en general, Garrido y su equipo tuvieron que reacomodar la diaria del Abasto para mantener la operativa en pie.
“El 20 de marzo habló el presidente de la Nación y yo el 15 asumí un nuevo mandato en el mercado. La administración completa estaba perdida los primeros días, fueron momentos de mucho estrés. Por suerte tuvimos mucho apoyo del municipio, de un día para el otro el gabinete entero estaba adentro del mercado viendo cómo había que proceder. Ahí empezamos a implementar las medidas sanitarias y todos los cuidados para poder seguir funcionando”, dijo el presidente del concentrador.
En ese marco, los operadores y productores del mercado no solo modificaron sus hábitos diarios, sino que también debieron organizarse para estar a la altura de una creciente demanda de alimentos. Los consumidores empezaron a cocinar más en sus casas, la preocupación por la alimentación saludable se profundizó y el miedo al desabastecimiento en un escenario desconocido motorizó el aumento en las compras de frutas y verduras. A esto se le sumó el surgimiento de cientos de verdulerías y canales minoristas que se incorporaron al rubro.
“Nosotros no paramos en ningún momento de la pandemia. Adecuamos las medidas sanitarias, restringimos el ingreso de clientes y nos ordenamos para que todo funcionara como corresponde. En el 2020 vendimos mucho más que ahora, pero esto último tiene que ver con el cambio de hábitos de consumo también y las dificultades económicas del 2021. Como consecuencia, cambiaron las formas y los números en las ventas”, comentó Guillermo Pirra de la firma comercial Los Morales.
Caminamos los pasillos del mercado y a medida que consultamos los operadores aseguran que en 2021 el ritmo del mercado, después de los picos de ventas que trajo la pandemia, se hizo más lento. Las ventas y el consumo interno en todo el país se redujeron, Villa María no fue la excepción a la regla. A esto es necesario sumarle la variación en los precios que experimentaron las frutas y las verduras. Todas variables, que, si se analizan dentro de un contexto nacional complejo y de crisis, sin lugar a dudas condicionan la actividad comercial.
“De acá en adelante hay que ver qué productores quedan en pie”, sentenció Esteban Pesci
“Hoy no estamos trabajando al 100%. Si miramos para adelante creo que el panorama va a estar incluso más complicado, principalmente en cuanto a los precios. Hay productos como la cebolla que no levantaron el precio en todo el año y los costos del traslado o los intermediarios de la cadena siguen existiendo. Incluso, continúan aumentando. De acá en adelante hay que ver qué productores quedan en pie”, sentenció Esteban Pesci.
La forma de venta fue otra de las variables que se modificó. En tiempos de pandemia, la costumbre de recorrer los pasillos del mercado en búsqueda de los mejores precios se relegó. Muchos minoristas optaron por otros canales para elegir la mercadería y solo recurrieron al Abasto para su retiro. Esto hizo que de a poco los operadores empezaran a incorporar entre sus actividades diarias los catálogos digitales o el envío de fotos vía Whatsapp a los clientes de siempre.
La mayoría de los operadores coinciden en que la tradición de ir al mercado no se va a abandonar por completo, ya es parte de la rutina de muchos verduleros y gastronómicos. Pero lo que sí ya es un hecho, es que algunos clientes optimizan su tiempo comprando o eligiendo productos por la web o las redes sociales. En este sentido los hermanos Felipe, propietarios de una de las empresas frutihortícolas más tradicionales de Villa María, sostienen que cada vez son más los clientes que utilizan este servicio. Ellos mismos, incorporaron hace poco tiempo un equipo de comunicación en su empresa para mostrar los productos que comercializan por redes sociales.
“Las personas no van a dejar de venir al mercado, pero de a poco todo va mutando al comercio electrónico y los mayoristas no van a ser la excepción. Es más complejo, sí, porque la venta mayorista tiene sus particularidades. Pero creo que en algún momento va a pasar. Estamos yendo hacia eso”, aseguró Francisco Felipe, el menor de los tres hermanos a cargo de la firma.
¿Hacia dónde va Villa María?
“Acá abrimos muchos frentes todo el tiempo para mejorar la operatoria del mercado, de a poco los vamos cumpliendo”, aseguró Garrido cerca del cierre de la entrevista cuando le preguntamos cuáles eran los próximos pasos y qué objetivos le quedan por concretar a la actual administración.
Si bien todos los proyectos que tiene el Abasto de Villa María dependen de la participación de muchos actores y de la definición de las autoridades públicas locales, algunas ideas ya se encuentran encaminadas y próximas a concretarse. Una de las más importantes tiene que ver con el tratamiento de los residuos que genera el mercado a diario, proyecto que está en discusión hace ya unos meses.
De acuerdo a lo que nos comentó Garrido llevar adelante un programa para reducir las pérdidas, mejorar el tratamiento de los desperdicios que se generan y avanzar hacia la economía circular es una de las prioridades del concentrador. Para realizarlo, además del compromiso diario de los operadores y productores del predio se necesitará la participación del municipio.
Otra de las iniciativas tiene que ver con el Mercado Central de Buenos Aires (MCBA). Recordemos que en el mes de febrero el presidente de la Corporación del Mercado Central de Buenos Aires, Nahuel Levaggi, visitó las instalaciones del Abasto de Villa María con el objetivo de construir un convenio de reciprocidad para reforzar el vínculo con la administración cordobesa y empezar a gestionar algunos proyectos en conjunto. Entre ellos un programa de reciclaje y compostaje, y la creación de un documento para establecer un acuerdo de precios.
Ambos proyectos actualmente se encuentran a la espera de definiciones. De igual manera las intenciones de llevarlas adelante siguen en pie, así lo sostuvo el presidente del mayorista, Hugo Garrido: “Creo que del trabajo y la experiencia que viene teniendo el Central hay que aprender muchas cosas. La idea es retomar el vínculo lo antes posible, ya que se frenó por la pandemia. El plan es poder trabajar en conjunto”.
Las cuestiones laborales también son un plan de cara al futuro próximo en Villa María. Aunque todavía no es oficial, la administración del mercado estaría trabajando junto a ANSES en una iniciativa dirigida a mejorar la situación laboral de los changarines. Vale mencionar que esta es una deuda pendiente hace más de diez años en el mercado. Por el 2010, los trabajadores aseguraban a este medio que a la administración de ese momento “les convenía su falta de organización”. En ese entonces eran un total de 50 los changarines, hoy la cifran casi se duplica y la situación sigue siendo un debate entre los pasillos. Esto quiere decir que, de concretarse los planes de la administración actual, el salto en cuestiones laborales realmente será significativo.
Dentro del mercado, como en todos los mayoristas, la diaria puede funcionar más o menos bien. Pero, como dice el dicho “el que hace se equivoca” y al final de cuentas de eso se trata. Todos los operadores y productores con los que dialogamos sostuvieron sin dudar que el mercado está bien administrado y crece constantemente. A diferencia de lo que sucedía unos años atrás, cuando los propios trabajadores le reclamaban a las autoridades locales “más involucramiento en el predio”.
Quizás queden aspectos por pulir, decisiones políticas que tomar e inversiones por hacer para mejorar las condiciones de ventas. Pero hay que reconocer que en los últimos cuatro años el desarrollo del Abasto de Villa María no cesó y al parecer, no tiene planes de detenerse.
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