Abasto de Santa Fe, al ritmo de la nueva normalidad

16 noviembre, 2021

|Santa Fe|

Son las nueve de la mañana y en el Mercado de Productores y Abastecedores de Santa Fe los puesteros ultiman detalles, los bares se ponen en funcionamiento y los changarines esperan en el ingreso la llegada de los compradores. En el predio las puertas se abren a las once de la mañana y hasta las cinco de la tarde el desfile de vehículos no cesa. Así es desde 1981, año en que el abasto se trasladó desde el centro de la ciudad a las afueras donde se emplaza hoy.

Desde ese momento hasta hoy el mercado creció mucho, aunque todavía mantiene su vieja estructura: calles anchas por donde transitan autos, camiones y camionetas que estacionan frente a los puestos en el interior del predio. Este paisaje se combina con la modernidad y el avance en obras que lo rodean, como galpones con cámaras de frío que sirven para acopiar mercadería.

Principalmente se compone de una nave central con 116 puestos. Esos espacios son concesionados y por ellos se paga un alquiler mensual. En un inicio, los puestos se especializaban en vender un solo tipo de producto. Pero a medida que pasó el tiempo los operadores fueron ampliando su oferta e incorporaron más variedad de mercadería. Aunque todavía quedan algunos que mantienen la vieja tradición.

 

En las veredas de los puestos centrales se ubica la playa libre que es ocupada por 148 quinteros del cinturón verde y por revendedores de frutas y hortalizas. Los productores, por Ordenanza, disponen de un lugar prioritario dentro del mercado. Al espacio donde se ubican lo pueden alquilar por día o por mes y tienen un valor menor que el resto de los puestos.

En su mayoría, los quinteros se encuentran nucleados bajo la Sociedad de Quinteros de Santa Fe (ente gremial de los productores locales) y en la Cooperativa de Quinteros, dos instituciones que trabajan en conjunto para garantizarles a los productores cierta representación sindical, los ayudan a conseguir mejores canales de comercialización y mejores precios.

Por otro lado, se encuentran los rematadores o revendedores que comercializan la mercadería que compran de manera directa a los productores hortícolas. En su mayoría venden verduras de hoja, aunque hay algunas excepciones. Ambos actores, tanto quinteros como rematadores, pueden ir al mercado los días que quieran. Pero, por lo general, van todos los días para asegurarse su lugar en el mayorista.

Foto: Lucía Volando (Revista InterNos)

Al mercado llegan todos los días un promedio de 4000 compradores, pero la influencia de este gigante llega aproximadamente a dos millones de personas que se encuentran en la ciudad y en provincias vecinas como Córdoba, Entre Ríos, Chaco y Misiones.

A eso es necesario sumarles las personas que forman parte de la administración, quienes garantizan la limpieza y la seguridad del lugar, los directivos e incluso quienes trabajan en el Banco de Alimentos que funciona dentro del predio. En total, se calcula que más de 600 trabajadores circulan a diario en el mayorista.

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